Época: Periodo prerromano
Inicio: Año 600 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Delimitación actual de las áreas



Comentario

En la historiografía actual se está imponiendo la utilización de este término, que tiene un contenido esencialmente lingüístico, por ser más comprehensivo de la realidad a la que se refiere que otros términos utilizados en épocas pasadas.
A partir de una serie de estudios y hallazgos recientes hoy podemos delimitar con bastante claridad la denominada área indoeuropea de la Península ibérica, aunque con algunas zonas de transición.

A grandes rasgos comprende las dos Mesetas, el norte y el oeste de Hispania, extendiéndose desde el valle medio del Ebro (claramente establecido el límite en la actualidad tras el conocimiento del Bronce de Contrebia) y el Sistema Ibérico al este, hasta el río Guadiana por el sur, el Atlántico por el oeste y el Cantábrico por el norte. Esta área es la señalada por los lingüistas como área de claro dominio de las lenguas indoeuropeas y dentro de ella quedan incluidas todas las lenguas de carácter céltico (como es el caso de la celtibérica, en el valle medio del Ebro sobre todo), como las no propiamente célticas (como es el caso de la lusitana, que ocuparía el centro de Portugal y parte de Extremadura), y, también en su seno existen, por supuesto, como han demostrado los últimos trabajos de M.L. Albertos, diferentes regiones o áreas antroponímicas menores definidas por la presencia de ciertos nombres personales característicos.

Muchos eran los pueblos que ocupaban este territorio durante la Antigüedad: celtíberos (citeriores y ulteriores), carpetanos, vacceos, vettones, lusitanos, tumodigos, astures, galaicos, etc., pero todos ellos presentan en el plano lingüístico una característica común que da cierta unidad a la zona, el carácter indoeuropeo de sus lenguas.

Pero existe un elemento diferenciador que son sus formas organizativas sociales. Atendiendo precisamente a estas formas de organización social la supuesta unidad desaparece debiendo diferenciar del conjunto a la zona del Noroeste, los galaicos de los textos romanos, que ocupaban en la Antigüedad un territorio un poco más amplio que la actual Galicia. De acuerdo con las investigaciones más recientes esta zona del Noroeste posee en época prerromana y primeros tiempos de la dominación romana una organización diferente, que se reconoce sobre todo a partir de las fuentes epigráficas, todas ellas, como ya hemos visto, de época romana, pero en las que aparecen reflejadas instituciones y formas organizativas características de la sociedad indígena. A partir de la epigrafía de época romana podemos conocer parte de las estructuras organizativas indígenas y observar los procesos de cambio que en ellas se van produciendo junto con las transformaciones históricas que tienen lugar dentro de la Península Ibérica.

Tradicionalmente se había pensado que existían las mismas formas organizativas indígenas entre los galaicos, los astures, los cántabros y demás pueblos del área indoeuropea, aunque reflejadas en la epigrafía con términos distintos, gentes, gentilitates y genitivos del plural en -um / -orum con sus variantes en el caso de los astures, cántabros, vettones y pelendones entre otros, y en el caso de los galaicos con una "C invertida", que era leída como centuria (A. Schulten, A. Tovar, M.L. Albertos, P. Le Roux y A. Tranoy, entre otros). Como en tantos otros asuntos epigráficos de nuestra historia antigua fue la intuición de M.L. Albertos la que puso sobre la pista de la interpretación correcta a epigrafistas e historiadores proponiendo la equivalencia "C invertida" = castello. J. Santos y, sobre todo, G. Pereira han continuado esta intuición reforzándola desde el punto de vista histórico, frente a los que seguían manteniendo la interpretación como centuria u otras interpretaciones, como tendremos ocasión de ver más adelante. La hipótesis se vio confirmada en su totalidad con la aparición de una nueva inscripción en Astorga, en la que aparecen dos individuos que, aparte de su pertenencia a la comunidad de los Lemavos, del primero de ellos, que es una mujer, Fabia, se dice que vive en "C invertida" Eritaeco y del segundo, Virio, posiblemente su hijo de siete años, se dice que vive en "C invertida" Eodem, por lo que creemos que se ha pensado, con toda razón, que el término con el que debe concordar debe ser neutro por razones de lengua y castellum (que muy probablemente debamos traducir como "castro") por razones históricas.

Hoy sabemos, sobre todo a partir de los estudios de M.L. Albertos, J. Santos y M.C. González, que los términos que encontramos en la mayor parte del área indoeuropea (gens, gentilitas y genitivos de plural) son términos que aluden al nombre de una unidad suprafamiliar, es decir, mayor que una familia, que viene expresada en la mayor parte de los casos por el uso del genitivo del plural y que están relacionados con el parentesco (Por ejemplo la siguiente inscripción de Yecla de Yeltes, Salamanca, territorio de los vettones: Segontius Talavi f(ilius) Talabonicum = Segontio, hijo de Talavo, de los Talabonicos, o esta otra de Poza de la Sal, Burgos, territorio de los pelendones: D(is) M(anibus). Atili(a)e Cantabrequn, Ati(lii) f(iliae) = A los dioses manes. A Atilia, hija de Atilio, de los Cantabrecos).

En el área del Noroeste (Gallaecia), independientemente de la interpretación que se dé del signo epigráfico "C invertida" (para unos centuria y para otros castellum), lo que sí parece claro (y en esto tanto P. Le Roux, A. Tranoy, J. Alarçao y R. Etienne, por un lado, como G. Pereira y J. Santos, por otro, estaban de acuerdo ya en el I Seminario de Arqueología del Noroeste, en Guimaraes en 1979) es que la realidad que encierra este signo está referida al lugar de origen y habitación de la persona en cuestión, lo que lo diferencia claramente de la función de los términos gens, gentilitas y genitivos de plural. Se trataría de núcleos de población (posiblemente castros) con una independencia organizativa imposible de determinar de momento en el interior de los populi o civitates. (Por ejemplo la siguiente inscripción de Braga, en territorio de los galaicos bracarenses, Albura Caturonis filia) "C invertida" Letiobri, an(norum) LXX, h(ic) s(ita) e(st) = Aquí yace Albura, hija de Caturo, de setenta años, del castro Letiobro; o ésta aparecida en Cerdeira do Coa, Portugal, al sur del Duero y a unos 150 kms del territorio de los Límicos, es decir, fuera del territorio de la civitas (comunidad ciudadana) o el populus de este grupo de población: Fuscus Severi f(ilius) Limicus "C invertida" Arcuce, an(norum) XXII h(ic) s(itus) e(st). S(it) t(ibi) t(erra) l(evis). P(ater) f(aciendum) c(uravit) = Aquí yace Fusco, hijo de Severo, del pueblo (o civitas) de los Limicos, del castro Arcuce, de veintidós años. Que la tierra te sea leve). En este último caso, por haber muerto el individuo fuera del territorio de la civitas a que pertenece el castro en el que vive, se indica, además del referido asentamiento, la civitas, que es lo significativo dentro de las relaciones de derecho público.

Este límite de los castella y las unidades suprafamiliares es el mismo que señalan, por un lado, el curso inferior del río Duero hasta el Océano y, por otro, la divisoria entre galaicos y astures. Desde la desembocadura del Duero sigue el curso de este río hasta encontrar la desembocadura del Sabor; continúa el curso de este río en sentido ascendente por una línea imaginaria entre el río y las Sierras de Bornes y Nogueira, sigue al Oeste de la Sierra de la Culebra y Sur de la Sierra Segundera, para continuar hacia el Norte por las de San Mamed, Caurel y Ancares y ya, por último, por el curso del río Navia hasta su desembocadura en el Mar Cantábrico, tal como expone J. Santos a partir del análisis de la zona en que han aparecido las inscripciones con mención de castella y sin indicación de la ciudad en la que estaba integrado cada conjunto de castros. De esta forma, por exclusión, queda trazado el limite noroccidental del área geográfica de las organizaciones suprafamiliares.

El resto del área indoeuropea y sus límites vienen dados aproximadamente por los lugares de hallazgo de las inscripciones con mención de organizaciones indígenas suprafamiliares o, por decirlo de otro modo, unidades organizativas indígenas. Este límite, que puede tomarse como punto de referencia en la separación del área indoeuropea y el área ibera, ha sido establecido con claridad por M.C. González a partir de la recogida y análisis de todas las inscripciones y documentos con mención de unidades suprafamiliares, que ha reflejado en un excelente mapa en su obra Las unidades organizativas indígenas del área indoeuropea de Hispania, y es el siguiente: en la parte occidental y hacia el Sur tomamos en la desembocadura del Duero la línea de costa hasta la desembocadura del Tajo, abarcando el territorio lusitano, y, desde allí, por el curso del río Tajo hasta encontrar territorio vettón. Sigue en dirección este por las cercanías del río Almonte hasta llegar a las proximidades de la Sierra de Altamira y los Montes de Toledo, ya en territorio carpetano. Desde los Montes de Toledo sigue por las actuales provincias de Toledo y Ciudad Real hasta alcanzar la Sierra de Almenara y la Serranía de Cuenca. De aquí a los Montes Universales, a los que corta, dirigiéndose hacia el Sur de Peñalba de Villastar en la provincia de Teruel. Este punto es el más suroriental. El límite por el Este y en dirección Norte alcanza el río Turia en la misma provincia de Teruel y continua hasta la comarca de Belchite, ya en Zaragoza; prosigue entre los límites de esta comarca y la de Azaila, cortando el río Huerva, por el Sur del Ebro hasta las proximidades de Zaragoza (que queda al Norte); continúa por el Sur del río Ebro hasta la divisoria actual de Navarra y Zaragoza, dejando al Norte, en territorio vascón, a Cascante, y sigue por el Sur del Ebro hasta el río Alhama, en la actual provincia de La Rioja y, desde aquí, a Arnedo, Bergasa y El Redal en dirección Norte para luego alcanzar de nuevo el Ebro a la altura de Mendavia (vascona) que queda al Norte de esta línea y, de aquí, al extremo oriental de la Sierra de Cantabria. En este tramo coinciden los límites entre los celtíberos, los berones y los vascones, como afirma M.A. Villacampa en su obra sobre los berones.

El límite oriental en el valle medio del Ebro viene marcado por el triple límite entre celtíberos (contrebienses), vascones (alavonenses) e iberos (saluienses), límite que se ha podido precisar con bastante exactitud a partir del hallazgo de la denominada Tabula Contrebiensis o Bronce latino de Botorrita. Este documento público fechado por los cónsules en el año 87 a.C. expone un litigio entre comunidades indígenas por la compra de un terreno para una canalización de aguas y para la resolución de este litigio se recurre a una tercera comunidad, Contrebia Belaisca. En la parte final del documentos aparecen los individuos que han sostenido la causa de cada una de las comunidades, así como aquellos de los contrebienses que han actuado como jueces. El sistema onomástico de los distintos individuos (la diferente forma de expresar el nombre) es distinto, según se trate de los miembros de una u otra comunidad. Los que actúan de jueces, ciudadanos de Contrebia Belaisca, celtíberos por ello, presentan el mismo sistema onomástico que el resto de los pueblos del área indoeuropea (nombre personal + genitivo de plural + filiación: Lubbus Urdinocum Letondonis f. = Lubo de los Urdinos, hijo de Letondo). La causa de los saluienses, habitantes de Salduie, sedetanos según las fuentes y, por ello, iberos, fue defendida por un individuo cuyo sistema onomástico y naturaleza de sus antropónimos son distintos a los de los contrebienses (nombre personal + filiación + ciudad: (- - -)assius (-)eihar f. Salluiensis= (- - -)asio, hijo de (-)eihar, saluiense). La causa de los alavonenses, habitantes de Allavona, ciudad perteneciente a los vascones según las fuentes, fue defendida por un individuo cuyo sistema onomástico es idéntico al del saluiense que aparece anteriormente (nombre personal + filiación + ciudad: Turibas Teitabas f. Allavonensis= Turibas, hijo de Teitabas, alavonense). Gracias a la diferente forma de expresar su nombre los individuos que allí se mencionan se ha podido establecer de modo preciso el límite entre las áreas indoeuropea e ibera en el valle medio del Ebro, descubriéndose claramente que la zona de Contrebia Belaisca (valle del río Huerva) debe incluirse dentro del área de la Hispania indoeuropea con lo que queda establecido el máximo de penetración occidental en el valle del Ebro de los celtíberos y su lengua.

Pero en este punto se nos plantea una duda: los vascones, que en el documento a que hemos hecho referencia aparecen con un sistema onomástico no indoeuropeo, sino semejante al de los iberos, ¿deben ser incluidos en el área ibera o en el área indoeuropea? Y lo mismo los várdulos en cuya epigrafia no ha aparecido ninguna mención a unidades indígenas suprafamiliares. En el estado actual de la investigación no tenemos datos suficientes para decidirnos por una u otra alternativa, aunque, como veremos más adelante, en el proceso de formación histórica de estos pueblos antes de la llegada de los romanos influyen los mismos elementos transpirenaicos que en el resto de lo que denominamos zona indoeuropea y, en este caso, con mayor intensidad si cabe por ser los primeros puntos de contacto.

Falta ya únicamente trazar en este límite oriental de unidades organizativas indígenas la divisoria desde el Este de la Sierra de Cantabria hasta el Cantábrico. Para establecer esta línea M.C. González toma como base la presencia o ausencia en los documentos epigráficos de menciones a organizaciones indígenas suprafamiliares. En la epigrafía de los várdulos (pueblo limítrofe por el Sur con los berones) no hay ni un solo ejemplo de este tipo de unidades organizativas, a pesar de la abundante presencia de nombres personales indoeuropeos, mientras que sí aparecen, aunque no abundantemente, entre los caristos, con lo que podríamos hacer coincidir el límite con el de várdulos y caristos: desde la Sierra de Cantabria sube hacia el Norte hasta encontrar el Condado de Treviño y, de aquí, por el Sur de los Montes de Vitoria y al oeste de Alegría de Alava, por el puerto de Arlabán, la Sierra de Elguea, la Sierra de Aitzgorri y el Puerto de Azcárate por el Deva hasta su desembocadura en el Cantábrico.

Estos son los límites que perfilan el área peninsular ocupada por documentos epigráficos con mención de organizaciones suprafamiliares (gentes, gentilitates y genitivos de plural), que coincide en gran medida (Sur y buena parte del Este) con el límite de la Hispania indoeuropea.

Ninguno de los términos arriba mencionados (gens, gentilitas y genitivos de plural), ni el signo epigráfico "C invertida" aparecen en las inscripciones del área ibera, donde los individuos expresan su origen únicamente a través de la filiación (nombre del padre en genitivo y filius, ya sea en toda su extensión, ya con la sigla f.) y de la ciudad a la que pertenecen.